LA DEPRESIÓN Y SUS CONSECUENCIAS EN LOS HIJOS
Las notas escolares de un niño podrían resentirse si uno de los padres sufre de depresión, según un estudio reciente.Los investigadores hallaron que los adolescentes suecos obtuvieron unas notas más bajas en su último año en la escuela si previamente se había diagnosticado depresión a cualquiera de sus padres.
La diferencia en las notas fue
perceptible, pero no muy grande, comentó el autor principal, Brian Lee,
profesor asociado de epidemiología y bioestadística de la Facultad de Salud
Pública Dornsife de la Universidad de Drexel, en Filadelfia.
"No se trata de una caída total de
las notas, pero al mismo tiempo podría tratarse de la diferencia que hace que
un estudiante apruebe o suspenda", señaló Lee.
La depresión de los padres podría afectar
a la vida en el hogar de los hijos, provocándoles un estrés que tiene un efecto
en su rendimiento académico, dijo Lee.
"La depresión es una enfermedad
social", añadió. "No le afecta a usted solamente. Afecta también a
sus relaciones. Si hay una tensión, podría afectar al rendimiento académico del
niño".
Dado que la depresión se puede heredar,
también podría ocurrir que a los hijos no les vaya bien en la escuela porque
sufren algún trastorno del estado de ánimo que no se ha diagnosticado, añadió.
Los bebés también podrían recibir un peor
cuidado durante el desarrollo temprano si las madres están deprimidas (menos
lactancia materna o cuidados, por ejemplo), lo que podría tener un impacto a largo
plazo en la capacidad de los niños de aprender y de resolver problemas, dijo.
"Hay muchos mecanismos distintos que
explican lo que hemos hallado, y esas son solo algunas de las
posibilidades", comentó Lee.
Pero el estudio, publicado en línea el 3
de febrero en la revista JAMA Psychiatry, solo encontró una asociación
entre la depresión parental y unas peores notas, no causalidad directa.
En el estudio, Lee y sus colaboradores
examinaron los datos de más de 1.1 millones de niños nacidos en Suecia entre 1984
y 1994.
La educación obligatoria termina en Suecia
a los 16 años, y a los niños que dejan de ir a la escuela les asignan una nota
escolar final en función de qué tan bien les fuera el año anterior. Los
investigadores compararon las notas finales de los adolescentes cuyas madres y
padres habían sido diagnosticados con depresión con las de los adolescentes
cuyos padres no tenían un trastorno del estado de ánimo.
Encontraron que la depresión materna y
paterna afectó al rendimiento de los adolescentes durante el último año
escolar, aunque la depresión se produjera años antes.
En general, tanto la depresión materna
como la paterna en cualquier periodo de la vida de un niño se asoció con un
peor rendimiento escolar. La depresión materna se asoció con un efecto negativo
más pronunciado en el rendimiento escolar de las niñas que en el de los niños,
según los resultados.
El impacto de la depresión es tan grande
como los efectos parecidos en las notas provocados por las diferencias en los
ingresos de la familia y el nivel educativo de la madre, reportaron los
investigadores.
El Dr. Andrew Adesman, jefe de pediatría
del desarrollo y conductual del Centro Médico Cohen en New Hyde Park, Nueva
York, dijo que "este estudio proporciona evidencias fuertes que sugieren
que los niños que tienen a uno de los dos padres en estado depresivo tienen un
riesgo más alto de que su rendimiento académico sea más bajo".
A Adesman, que no participó en la
investigación, le pareció "sorprendente" que la depresión de no de
los padres afecte al aprendizaje "independientemente de si la depresión
parental se produjo en un momento temprano de la vida del niño o más tarde e
independientemente de si es la madre la que está deprimida o el padre".
Los hallazgos muestran que los padres que
sufren de depresión deben conseguir ayuda si desean proteger a sus hijos, dijo
Myrna Weissman, jefa de epidemiología del Instituto Psiquiátrico del Estado de
Nueva York y profesora en la Universidad de Columbia en la ciudad de Nueva
York.
"Tenemos que asegurarnos de que haya
un tratamiento bueno disponible para los padres, a fin de que dejen de
presentar síntomas. Eso sería muy útil", dijo Weissman, autora de un
editorial que acompaña al estudio. "Tenemos unos datos muy buenos ahora
que muestran que si se trata al padre o la madre, los hijos presentan un mejor
funcionamiento".
Los amigos de una persona con hijos que
tenga depresión deberían animarle a que busque ayuda, dijo Weissman.
Las escuelas pueden ofrecer programas que
ayuden a los niños que tengan a uno de sus padres en estado de depresión, pero
Weissman cree que lo mejor sería que el adulto estuviera en tratamiento.
"La depresión es muy tratable", dijo. "Sin duda yo empezaría por ahí".
Sesiones y consultas
Dra. María Teresa Charún
Psicóloga Clínica Educativa
Máster en
Salud y Bienestar Comunitario
Universidad Autónoma de Barcelona - España
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