Descubre las 5 Señales que Identifican a las Dinámicas Familiares Tóxicas
Las familias tóxicas o disfuncionales obstaculizan la felicidad y el correcto desarrollo de sus miembros, en especial de los menores.
Las familias disfuncionales, comúnmente conocidas como familias tóxicas, son creadas a través de patrones de comportamiento dañinos que no respetan la individualidad de todos sus miembros. Es común que en estas familias los hijos sean el blanco de agresiones psicológicas o físicas que perjudican el desarrollo y el crecimiento saludable de un clima afectivo y estable.
Sea como
sea, las familias tóxicas son tan
diversas como actitudes destructivas existen. Cuando se dan ciertas
características dentro de un mismo sistema familiar, es posible que estemos
hablando de un ambiente de emocionalidad ambivalente, lo cual es identificable.
Pero, ¿cuáles son esas características? Veamos alguna de ellas.
Ausencia de la individualidad
Las familias
tóxicas no son precisamente especialistas en respetar el espacio vital de sus
miembros. Por ello, al final acaban convirtiendo dinámicas afectivas libres en
dinámicas afectivas coercitivas.
Los
componentes de esa familia acaban estando unidos por obligación, no por
devoción. Donde decimos unidos se debe leer presentes. A secas. Una persona
contaminada por contactos tóxicos que merman su individualidad acaba siendo
víctima de la necesidad de aprobación.
Esto
conlleva la asunción de responsabilidades disonantes y poco saludables. Los
miembros toman actitudes extremas de sobreprotección o de agresión, lo cual
incapacita para el desarrollo afectivo-social saludable.
La
sobreprotección o la desidia total
De nuevo hablamos de extremos. Como sabemos,
ninguno es bueno. Entiéndase entonces que la sobreprotección es el polo opuesto
de la autonomía y la libertad, por lo que genera gran dependencia y daño emocional.
Las personas sobreprotectoras obtienen
grandes ganancias secundarias del exceso de cuidados, pues así hacen
dependientes a los sobreprotegidos y mantienen controlada su vida en todos los
aspectos. Esto es, en cierto modo, sinónimo de manipulación.
En otro punto opuesto está la desidia total
hacia la crianza o el contacto emocional dentro de la familia. Esto es casi lo
mismo que hablar de abandono, una de las grandes heridas de la infancia que
persiste cuando somos adultos.
La regla de “no existe aquello de lo que no
se habla”
Evadir el abordaje de un problema es una de
las características más comunes y dañinas. Estas son la
comunicación deteriorada en estado puro. En realidad, la incomunicación verbal
no implica la no comunicación, pues incluso el silencio comunica.
En estos casos, lo que transmite el silencio
es tensión y peligro, lo que convive con el mensaje discordante y
autodestructivo de “no pasa nada”.
No hablar de los conflictos genera verdaderas
bombas emocionales. Estas bombas se hacen más grandes con el tiempo,
llegando a derrumbar todo el castillo cuando un día, de pronto, explotan. Esto
conlleva la destrucción de todo bienestar, aunque este sea puro espejismo.
Falta de flexibilidad y límites difusos
La falta de flexibilidad en todos los
aspectos impacta contra la ausencia de límites saludables. Si
uno de los miembros cambia, el dramatismo se eleva a la máxima
potencia. Claramente, los componentes de la familia harán saltar todas las
alarmas si alguien comienza a quererse y a cambiar su actitud.
Los roles están establecidos por medio de
reglas no escritas, por lo que todo lo que haga peligrar el confort familiar,
provocará actitudes extremas y dramáticas.
También podemos encontrarnos con una ausencia
total y absoluta de límites, lo que produce la falta de regulación emocional de
los miembros. De nuevo encontramos la tendencia al dramatismo, se produzca este
de manera velada o no.
Presencia de abusos
Como es lógico, todas estas disfunciones en
la comunicación, la afectividad y la responsabilidad llevan a que los miembros
de la familia a cometer abusos. Dentro de la familia suelen verse como los
conflictos habituales en un núcleo como este, pero están lejos de ser normales.
Estos abusos pueden ser hacia los demás, como el maltrato físico o emocional, o hacia uno mismo. En este último caso es en el que aparecen las adicciones y las autolesiones,
1.
Causas de que una familia se vuelva tóxica
- Posible
desorden psicológico, trastorno o problema de adicción de alguno de los
miembros de la familia.
- Abuso
del poder y un estilo autoritario de relación con los demás y de crianza.
- Progenitores
ausentes.
- Falta
de afectuosidad.
- Historial
de abuso en la familia.
- Incapacidad
para comportarse de forma coherente y consistente.
- Baja autoestima de alguno de los miembros de la familia.
¿Qué hacer cuando tu familia es tóxica?
- Poner
límites.
- Alejarse
de la familia (físicamente, si es posible).
- Trabajar
la culpa por alejarse de la familia que le ha hecho dependiente.
- Comenzar
a establecer dinámicas saludables con el resto de personas del entorno.
- Trabajar en un apego saludable.
Aunque ya
has explorado las características de las familias disfuncionales, te podrás
preguntar: ¿qué lleva a una unidad familiar a caer en estas dinámicas y abusos?
Lo cierto es que las razones son muchas, variadas y graves en la mayoría de los
casos. Vamos a ver las más frecuentes:
Muchas
veces, las personas acuden a terapia en busca de soluciones para lidiar con su
familia tóxica, a la cual normalizan. Por eso, el primer trabajo que se hace en
consulta es reorientar al paciente para que identifique todas las dinámicas que
le dañan en su familia. Los consejos que se suelen dar a continuación
son los siguientes:
· Lo más importante es la salud mental y la estabilidad emocional del paciente. Es algo que debe interiorizar.
Todos estos
puntos son generales y abstractos: llevarlos a la práctica es complicado y
muchas veces requiere de terapia. No temas pedir ayuda a las personas que te
apoyan y a un profesional de la psicología.
Las 5
características que has leído en este espacio son pilares en los que se
sustenta el engranaje de las familias tóxicas o, mejor dicho, de las familias
disfuncionales. Tomar conciencia de ello puede ayudarnos a rescatar nuestra
individualidad y la de las personas que nos rodean.
Conclusión
Vemos que
las familias disfuncionales o toxicas existen en muchas padres y el daño que
hacen a sus hijos por las actitudes que toman son muy graves , por lo tanto
debemos estar atentos si es que nuestra familia es toxica, o si conocemos Una familia
toxica pues podemos ver la forma de ayudarles a que solucionen sus problemas de
manera pacifica y amigable
Autor
Pedro Vallejo
Comentarios
Publicar un comentario